(París)
(Berlín)
Buscaba algo que hace unos años había conquistado y colonizado aquella tierra. Construyendo un basto imperio de debilidades y deseos. Haciendo fluir ríos de agua bendita que se encharcaban en lujuriantes lagos a la altura de la almohada. Buscaba un olor, su olor. Aquel tirano, ahora exiliado en las fronteras de la extinción; antes tan poderosos en su inconsciente afán de someter esclavos a tu alma y a tu razón.
¡Ahí! ¡Su olor! Si solo hubiese podido tu memoria guardar un pequeño frasco de ese plácido licor. Si solo pudiese el corazón abrirlo y cuando creyera ahogarse, aspirar profundamente su esencia, dibujando en el aire el reflejo de un instante.
Un instante al que volver a mirar a los ojos. [...]
Such a long road we’ve been walking on
And I had a dream
I stood beneath an orange sky
I stood beneath an orange sky
(Con un adiós tenue que confunde, a ratos.)
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Es precioso María
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