En momentos como este, la existencia cobra valor en sí misma. Sin connotaciones externas, sin propiedades humanas añadidas, fuera de todo lo ponderable.
La vida, de forma individual y aislada, recupera la presencia propia, se convierte en un ente casi tangible, que huye del plano de lo abstracto para invadir todo el raciocinio, apartando así lo lúcido y despierto, y trayendo el subconsciente a la realidad.
La razón humana desaparece. Se hace niebla. Para luego esclarecerse y mostrar la simpleza de todo lo real. Se vuelve a los orígenes del pensamiento, que son los sentimientos puros, limpios, particulares, y se encuentra la forma más sencilla que tiene la verdad: la mera existencia.
"Volver a los orígenes del pensamiento".
Encontrar allí un yo pasado.
Traerlo de vuelta en una mezcla heterogénea de:
Encontrar allí un yo pasado.
Traerlo de vuelta en una mezcla heterogénea de:
música que recuerdas, música que crees recordar y música que no, pero que harás como que sí.
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