jueves, 17 de noviembre de 2011

"¡Mirad! Yo soy un mensajero del rayo, 
        y una grávida gota..."














[Primera parte, Prólogo de Zarathustra, capítulo IV]


"El hombre es una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso ir más allá, un peligroso detenerse, un peligroso volver atrás, un vacilar peligroso y un peligroso estar de pie.
Lo más grande del hombre es que es un puente y no una meta. Lo que debemos amar en el hombre es que consiste en un TRÁNSITO y un OCASO. (Übergehen)
[...]
Yo amo aquellos cuyas almas son tan profundas, aun cuando se la hiere, que sucumben al menor golpe; porque esos atravesarán el puente.
Yo amo a aquellos cuyas almas están tan repletas que se desbordan, y se olvidan de sí mismo, y todas las cosas están en sus almas, porque todas las cosas les empujarán hacía el abismo.
YO AMO A QUIENES POSEEN UN CORAZÓN LIBRE Y UN ESPÍRITU LIBRE, DE MODO QUE SU CABEZA NO ES SINO LAS ENTRAÑAS DE SU CORAZÓN, PUES TAL CORAZÓN LES LLEVARÁ AL OCASO.
Yo am
o a quienes son como esa gotas grávidas, que caen, una tras otra, suspendiéndose sobre los hombres desde esas oscuras nubes: son heraldos del rayo, y, luego, como augures, como mensajeros, desaparecen."
(Así habló Zarathustra, Filósofo alemán Friedrich Nietzsche)


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